En muchos municipios, los hospitales públicos son el primer y, a veces, el único punto de acceso a la salud para la mayoría de las personas. Sin embargo, cuando su gestión presenta deficiencias, los efectos se sienten de manera inmediata: largas esperas, falta de atención adecuada, errores administrativos, tratamientos incompletos o ausencia de registros médicos. Estas fallas no son simplemente problemas técnicos, son violaciones al derecho a la salud.
Para corregir estas deficiencias, es importante entender que no se trata solo de más recursos económicos, sino también de mejores prácticas de gestión, control y planificación. A continuación te presento algunas claves fundamentales para abordar este desafío de manera integral. Comenzamos!
1. Realizar un diagnóstico completo de la situación
Antes de proponer cambios, es importante conocer con claridad qué está fallando. El diagnóstico debe incluir:
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Estado de los recursos humanos (cantidad de médicos, enfermeros, administrativos, su formación y distribución).
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Infraestructura disponible (estado de las instalaciones, equipamientos, medicamentos).
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Procedimientos administrativos (cómo se registran los pacientes, cómo se manejan las historias clínicas, tiempos de espera).
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Opinión de los usuarios (encuestas de satisfacción y canales de reclamos).
2. Implementar registros médicos obligatorios y digitalizados
La ausencia de registros de pacientes es una mala práctica, es una irresponsabilidad sanitaria, por lo que cada paciente atendido debe:
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Ser registrado con nombre completo, documento y diagnóstico preliminar.
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Tener su historia clínica actualizada en formato físico o, idealmente, digital.
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Ser dispensado o derivado solo por profesionales autorizados, dejando constancia de cada intervención.
La digitalización de registros facilita la trazabilidad, mejora la calidad de la atención y protege legalmente tanto a pacientes como a los profesionales.
3. Fortalecer los protocolos de atención médica
Ningún paciente debería ser “dispensado” sin una evaluación médica formal. Para ello es fundamental:
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Establecer protocolos claros de recepción, triage y derivación de pacientes.
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Definir quiénes tienen autoridad para dispensar o dar el alta médica.
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Capacitar periódicamente al personal sobre la importancia de seguir los protocolos.
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Auditar los casos de dispensación sin diagnóstico.
Los hospitales que implementan protocolos estrictos reducen los errores médicos y mejoran la percepción de calidad entre los ciudadanos.
4. Formar comités de calidad y auditoría médica interna
La supervisión continua es clave para mejorar. Por eso es recomendable:
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Crear comités internos de calidad hospitalaria, integrados por médicos, enfermeros y administrativos.
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Establecer auditorías periódicas (mensuales o bimestrales) de la atención brindada.
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Publicar informes de gestión que muestren avances y áreas críticas.
5. Promover la participación ciudadana
La participación activa de la ciudadanía genera un mayor control social y ayuda a detectar problemas que, desde la gestión interna, a veces se pasan por alto. Los usuarios del hospital son los principales afectados por las deficiencias. Involucrarlos puede ser una gran herramienta de mejora:
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Crear canales de reclamos y sugerencias visibles y accesibles.
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Implementar encuestas de satisfacción periódicas.
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Organizar mesas de diálogo entre autoridades hospitalarias y representantes de la comunidad.
6. Apostar a la capacitación continua del personal
Un hospital es tan bueno como el equipo humano que lo sostiene. Es necesario:
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Ofrecer capacitaciones periódicas en atención al paciente, administración hospitalaria, nuevas tecnologías y gestión sanitaria.
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Incentivar el sentido de pertenencia y la responsabilidad profesional.
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Valorar públicamente el esfuerzo de quienes cumplen su tarea con compromiso.
7. Gestionar con planificación estratégica
No basta con apagar incendios día a día. Los gestores deben:
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Definir objetivos de corto, mediano y largo plazo.
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Elaborar planes de mejora continua basados en evidencias y resultados.
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Medir avances con indicadores concretos (por ejemplo, tiempo de espera promedio, cantidad de pacientes dispensados adecuadamente, tasa de satisfacción).
La buena gestión hospitalaria requiere mirar el presente, pero también planificar el futuro.
Conclusión: mejorar hospitales es garantizar derechos
Corregir las deficiencias en los hospitales municipales es una cuestión de administración y también una obligación ética con la sociedad.
La salud pública digna y de calidad comienza con hospitales bien gestionados, con atención profesional, respeto por los pacientes y compromiso institucional.
Las soluciones existen. Lo que hace falta es voluntad, planificación y la participación activa de todos: autoridades, profesionales de la salud y ciudadanía.
Abajo al final del post, te dejo fuentes para que puedas ampliar conocimientos. Nos leemos en el próximo artículo. ¡Hasta pronto!
JDM
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Créditos de imagen: Freepik.
Referencias utilizadas:
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Organización Panamericana de la Salud (OPS). Gestión de Hospitales Públicos. 2019.
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Banco Mundial. Transforming Health Systems through Digital Health. 2020.
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Ministerio de Salud de Argentina. Normas de Acreditación de Hospitales Públicos. 2017.
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Organización Mundial de la Salud (OMS). Marco estratégico para hospitales resilientes. 2021.