En muchos municipios, los basurales a cielo abierto dejaron de ser una excepción para transformarse en parte del paisaje cotidiano. Montañas de residuos se acumulan en terrenos sin control, sin tratamiento y sin planificación, generando un foco permanente de contaminación ambiental, proliferación de enfermedades y degradación urbana. La escena es conocida: vecinos que reclaman, funcionarios que prometen, y soluciones que nunca llegan.
La gestión de residuos es uno de los desafíos más visibles y a la vez más postergados de los gobiernos locales. Aunque cada campaña electoral jura ponerle fin a los basurales, en la práctica, pocos municipios avanzan con un plan integral, sostenible y serio. Es más fácil improvisar que planificar, más simple ocultar que transformar.
Pero la basura no desaparece por decreto, ni se elimina con discursos. Requiere gestión, inversión, tecnología, participación ciudadana y, sobre todo, voluntad política. A continuación, comparto una guía práctica con 7 acciones concretas que los municipios pueden implementar para dejar de prometer y empezar a actuar. Comenzamos!
1. Elaborar un diagnóstico técnico del problema
Antes de actuar, es importante saber cuánto residuo se genera, dónde se acumula, quiénes lo generan y cómo se gestiona hoy. Sin datos confiables, cualquier solución será arbitraria. Un diagnóstico debe incluir relevamientos geográficos, clasificación de residuos, estudio de impacto ambiental y participación de profesionales en saneamiento urbano.
2. Crear un Plan Municipal de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU)
Todo municipio debe tener un Plan GIRSU, ajustado a su escala y recursos. Este plan debe contemplar: separación en origen, recolección diferenciada, estaciones de transferencia, reciclaje, compostaje y disposición final en sitios autorizados. Sin planificación, solo hay acumulación.
3. Cerrar progresivamente los basurales a cielo abierto
Cerrar un basural no es taparlo con tierra (!!!!). Requiere saneamiento, control de lixiviados, remediación del suelo, reforestación y control posterior. Además, debe ser acompañado de alternativas reales, como la construcción de centros de tratamiento o convenios con consorcios regionales.
Ejemplo real: El “Plan Federal de Erradicación de Basurales” promovido por el Ministerio de Ambiente de la Nación (2021), que financia maquinaria y asistencia técnica a municipios.
4. Incluir a los recuperadores urbanos y cooperativas
No se puede pensar una política de residuos sin reconocer el rol de los recicladores informales. Es fundamental integrarlos a la gestión con trabajo registrado, condiciones dignas y herramientas. Las cooperativas de reciclado pueden ser aliadas estratégicas si se las incluye desde el diseño del sistema.
5. Lanzar campañas de educación y participación ciudadana
Los municipios deben invertir en campañas permanentes de concientización sobre separación de residuos, reciclaje, compostaje y reducción del consumo. La educación ambiental debe comenzar desde las escuelas y extenderse a toda la comunidad. Sin la participación activa de la ciudadanía, cualquier sistema está destinado al fracaso.
6. Transparentar el presupuesto y mostrar resultados
No alcanza con prometer, hay que rendir cuentas. Los municipios deben publicar los recursos destinados a la gestión de residuos, los resultados de sus acciones, los contratos con empresas recolectoras y los indicadores de mejora. La transparencia genera confianza y permite el control ciudadano.
7. Crear una ordenanza de gestión de residuos con participación vecinal
Una política ambiental debe estar respaldada por normativas claras. La aprobación de una ordenanza GIRSU local, debatida en audiencia pública, es una herramienta clave para garantizar continuidad institucional, responsabilidad jurídica y participación ciudadana. Además, impide que las soluciones dependan del “buen humor” del gobierno de turno.
Conclusión: no se trata de recursos, se trata de decisión
La excusa más común es la falta de presupuesto, pero en muchos casos, lo que falta no es dinero, sino decisión. Existen programas provinciales, nacionales e incluso internacionales que ofrecen financiamiento, capacitación y maquinaria para resolver este problema. Lo que no puede seguir faltando es compromiso.
Los basurales son una expresión de la desidia institucional. Cerrarlos limpia el territorio, también dignifica la gestión pública, devuelve calidad de vida a los vecinos y muestra que el Estado puede estar presente de forma concreta.
Porque prometer no cuesta nada, pero cumplir transforma.
Abajo al final del post, te dejo algunas sugerencias interesantes para que puedas ampliar conocimientos. Nos leemos en el próximo artículo. ¡Hasta pronto!
JDM
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Créditos de imagen: Freepik.
Fuentes útiles:
Estrategia Nacional para la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos.
Planes municipales de gestión de residuos sólidos. (Costa Rica).
PLAN NACIONAL DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS (PNGIRSU) Paraguay.
Diseño de una caracterización normalizada de los residuos municipales (España)